miércoles, 27 de agosto de 2014

Despójame de mi mismo para darme todo a ti.

Señor mío y Dios mío, quítame todo lo que me aleja de ti. Señor mío y Dios mío, dame todo lo que me acerca a ti. Señor mío y Dios mío, despójame de mi mismo para darme todo a ti.                                                 (San Nicolás de Flüe) 


Dios mío, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo. tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora. (Beata Isabel de la Trinidad) 



Señor y Dios mío, mi única esperanza, óyeme para que no me rinda ante el desaliento y deje de buscarte. Que yo ansíe siempre ver tu rostro. Dame fuerzas para la búsqueda, Tú que hiciste que te encontrara y me has dado esperanzas de un conocimiento más perfecto. Ante Ti está mi firmeza y mi debilidad: conserva la primera y sana la segunda (...). Haz que me acuerde de Ti. que te comprenda y te ame. Acrecienta en mí estos dones hasta que mi conversión sea completa. (San Agustín, De Trinitate) 

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