"Si dejamos que el amor de Cristo
cambie nuestro corazón, entonces nosotros podremos cambiar el mundo. Ese es el
secreto de la auténtica felicidad". Benedicto XVI
Es complejo
describir actos únicos que ocurren de forma tan esporádica en nuestras vidas. Y
lo que sucedió el 31 de Mayo, viernes, dejó profunda impronta quedando
perfectamente definido en la cita que encabeza estas letras. Nuestros alumnos de 4º de Primaria dejaron
que Jesús penetrase en ellos, entrara en sus corazones llenándolos, aún más si
cabe, de inocencia y pureza. Por horas, al menos, cambiaron nuestro pequeño
mundo de egoísmo y consumismo desmesurado. Se adentraron en lo más profundo
rompiendo la membrana de lo superfluo y haciéndonos sentir a Jesús.
¿La
llave de la felicidad? Probablemente la llevaron colgada en la Cruz que prendía
de sus cuellos. Fue una tarde-noche donde brillaron: ilusión, entusiasmo,
complicidad, implicación, generosidad, bondad…
Sí, los
niños saben encontrar auténtica vida, y hacernos reflexionar sobre lo realmente
esencial, porque ese viernes todos dejamos de mirar el reloj para vivir
plenamente la EUCARISTÍA.
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