La vocación religiosa es un misterio de amor entre un Dios que llama y un ser
humano que le responde libremente y por amor. La vocación es un misterio de elección
divina. No me habéis elegido vosotros a Mí, sino que yo os he elegido a vosotros y os he
destinado para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto dure (Jn 15,16). Antes de haberte
formado en el seno materno, te conocía y, antes que nacieses, te tenía consagrado
(Jer 1, 5).
La vocación, en una palabra, implica una misión de servicio universal, ser
madres de todos los hombres, ser luz en el mundo y vivir para los demás con una
aspiración constante a la santidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario